domingo, 10 de mayo de 2009

Cuando el teléfono suena de noche

Ahora, pocas son las veces que sucede, como si la oscuridad a punta de vacíos formara un sonido que dilata el tiempo que abre un espacio, un agujero negro entre el pasado y el presente... tú sabes mejor que nadie como sonaba el teléfono cuando el pasado era presente: De noche, de día, en las tardes, a toda hora, era cuestión de cercanía, de la más vesánica promesa -y eso me lo dice el tiempo- de nunca aburrirme de estar a tu lado. Siempre que son más de las doce antes del meridiano y con la velocidad de un pestañeo suena el teléfono sé que eres tú y no entiendo por qué. Un profundo resquemor por la ausencia de la soledad que nunca sostuviste me retrae a lugares que ya había olvidado que se arrastran a veces pretendiendo observarlos casi siempre desde un auto, sentado. Será que algo debe faltarte o que tienes esa loca manía que no has perdido hasta ahora, que te sigue y te persigue como una astilla encalada en tus recuerdos, o que simplemente te gusta jugar a perder el tiempo marcando números al azar y que por allí como anexándole minutos al desperdicio de tu saldo telefónico le atinas al de este humilde servidor, pero ya no asoma la loca idea de que estás por allí atrapada en tu presente entre esas cuatro paredes y todas las condiciones de alguien que no debe verme aguardando el momento justo de volver a mi lado. Aunque así vanas veces te imagine y sea feliz.

2 comentarios:

  1. ya te dije....... que me gusta .... la parte que te dices HUMILDE SERVIDOR!! ........ vacan...! :)

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